El origen de las graduaciones

 

Aunque cada persona es un mundo y en cada uno de ellos las metas trazadas son distintas, junto con la boda y los quince años en el caso de las jovencitas, el día de la graduación profesional es uno de los más esperados y especiales en la vida de quienes lo consideran uno de sus objetivos, ya que representa el cumplimiento de uno de los ciclos más importantes, por tratarse de la etapa de formación para salir a competir en el mundo laboral. 

Es por eso que la conclusión de una carrera es motivo de fiesta y de celebración a nivel académico, pero también a nivel personal y familiar, pues se trata del momento en el que todos los esfuerzos y años de preparación se cristalizan en la obtención de un título y/o certificado que avala al graduado o graduada para iniciar nuevos proyectos, que pueden ir desde continuar su preparación hasta contribuir a la sociedad desde un puesto de trabajo. 

La fiesta de graduación es el momento ideal para compartir el sentimiento de éxito y la expectativa de lo que está por venir con amigos y familiares. Pero, ¿Te has preguntado cuál es el origen de esta celebración y por qué se lleva a cabo de la forma en la que la conocemos? 

Asombrosamente, las fiestas de graduación se celebran desde hace casi 200 años, pues fue a mediados de 1800 cuando los jóvenes aristócratas del Reino Unido participaban de un evento de gala en el que la sociedad los reconocía como aptos para debutar en sus nuevas responsabilidades, las cuales incluían deberes profesionales y la conformación de su propia familia, por lo que la ocasión era aprovechada para convivir con otras familias y conocer, en el caso de las jóvenes, a los pretendientes que sus padres consideraban apropiados, durante magnos bailes a los que sólo los miembros de la élite y personalidades con poder económico podían acceder, dejando así registro de las primeras graduaciones. 

A finales del mismo siglo, esta costumbre habría llegado a América, específicamente a los Estados Unidos, donde fue bien recibida por las comunidades estudiantiles de aquel entonces, tan así, que rápidamente se extendió por todo el país, obteniendo tal popularidad que no fue difícil que pronto se replicara en el resto de los países del continente.

Gracias a su éxito, las graduaciones universitarias sirvieron como modelo para que, a inicios de 1900, se implementaran las fiestas denominadas como la hora del té, donde jóvenes que finalizaban la educación secundaria pudieran convivir y compartir sus intereses. A mediados del siglo, estas reuniones se transformaron en un banquete anual donde los asistentes podían bailar, además de convivir, adquiriendo un formato muy parecido al que continúa vigente. 

Actualmente, las fiestas de graduación se limitan al festejo del logro académico y están abiertas a los graduados y sus familias, independientemente de su estatus social y de sus intereses personales. A pesar de las transformaciones y adaptaciones de las fiestas de graduación, que van de acuerdo con el lugar y los gustos de las personas que las celebran, su esencia se mantiene, pues se trata de un momento para reconocer los frutos del esfuerzo de quien gradúa, así como para compartir las anécdotas vividas en el trayecto, plantearse nuevos proyectos y lo más importante, para disfrutar y compartir con los seres queridos que formaron parte e hicieron posible el logro que se celebra. 

Conoce nuestra amplia selección de Globos 34" Números en globoexpress.com.mx.